miércoles, 11 de julio de 2012

Carta a un Axolotl. Por Macarena Luna

Extraño ser:
                 A decir verdad, visité por primera vez el acuario en forma de distracción, para ver la fauna  y demás,  pero fue tanto el asombro que vos me causaste, que comencé a visitarte periódicamente, un día tras otro.
                 Así pasaron varios meses y no faltó un día en el que te visitara. De ahora en más podremos conversar en nuestro dialecto, como así también entablar otro tipo de relación más que "Animal - Humano": ahora seremos  iguales pero diferentes.  
                 Sí, así es. A partir de este momento dejo de ser yo mismo para convertirme en un ser tan extraño como lo sos,  para convertirme en un ser que tanto me atrajo por su rareza.

Carta a un Axolotl. Por Antonella Callejón Di Lena


                                                            2 de julio de 2012
                                                                   Mar del Plata.
Estimados ojos de oro. 
Estoy apenado de ya no verte, de no visitarte todos los días en el acuario. Estoy aquí, en otro continente, en otro país, con otra gente que vive y siente de una manera muy diferente a mí… o tal vez yo soy el diferente. Trato de acostumbrarme a su estilo de vida y su lengua, que es algo difícil de comprender. 
Ya han pasado tres años desde mi última visita a esa pequeña caja de cristal donde habitabas, mirándome con tus pequeños ojos de oro penetrantes, que permeabilizaban mi alma, como el agua fluyendo en un río de rocas porosas. Pero todo esto se ha transformado en una obsesión y decidí cesar. Nunca supe la razón o el sentido de ese viaje que experimentaba mi mente en aquel acuario, donde nuestras almas se perdían y se chocaban al mismo tiempo con el vidrio de esa diminuta cárcel. Todo esto que pasé no tiene una explicación lógica, no puedo describirlo con palabras, porque no existen las palabras justas, pero el término que más se acercaría sería “viaje místico”. Miradas infinitamente interconectadas desplazan mi conciencia a otro lugar, a una dimensión diferente, a un espacio sobrenatural y ya no existe lugar físico, solo abismo. Pasé del otro lado del cristal, y podía ver mis ojos atormentados ante la situación, perdidos mirándome inocentemente. Nunca había pasado una situación parecida, nunca nadie había permeabilizado mi alma como en aquel entonces. Desarrollamos un amor (por así llamarlo) a ese proceso de conexiones entre conciencia y sentimientos, como una simbiosis. Aunque lo malo o egoísta era traspasarte mis sucios pensamientos embarrados de resentimientos, dolor, ego a esa mente tan pura y silenciosa que habitas, en la que habitaba yo… 
Pero como dije antes, la situación se fue de las manos, y de un pasatiempo pasó a ser una obsesión de todas las mañanas: mi día no terminaba si no iba al acuario. Por eso me mudé a otro lugar, a un lugar lejos, donde podía relajarme y estar distante de todo eso. No tiene comparación levantarse temprano, y mirar el alba nacer en el horizonte de la playa, conectándome con la energía de la arena y el calor que emite esa estrella gigante, los ruidos de las olas forman parte de una melodía para la relajación ayudándome a despejar mi mente de aquellos momentos en París. He encontrado, entonces, un nuevo viaje, una nueva experiencia… un pasatiempo que genera tanto placer como era nuestra conexión de ese entonces. 
Comencé una nueva vida, reinicié mis metas y cambié mis objetivos de vida. Aunque suelo pensar en aquellos momentos en París, si seguirás viviendo, si tus apariencias antropomórficas han cambiado o te conectas con otras personas, como también te conectabas conmigo, aunque no podré saberlo, estoy lejos, y mi mente está aún más.

martes, 3 de julio de 2012

Querido Axolotl. Por Florencia Francesch

 

Tú sabes que yo soy un escritor que se fue obsesionando con ustedes, con sus cuerpos rosados y translúcidos y sus ojos de oro, pero me he dado cuenta que ustedes no son animales, sino seres con mente de hombre, que tienen razonamiento.
Te has dado cuenta que ya no visito el acuario como antes, seguro notarás mi ausencia. El motivo de mi alejamiento se debe a que yo estoy escribiendo sobre ustedes, sobre cómo ser un axolotl, porque se cómo se siente, cómo es su mundo y su tiempo. 
Bueno, me tengo que despedir, seguro que algún dia volveré a visitarlos, a verlos.
Pero, mientras tanto, seguiré escribiendo sobre los axolotl. 
                                                                  Un abrazo,     
                                                                                     Tu escritor.
                        

lunes, 2 de julio de 2012

Carta a un Axolotl. Por Agustina Melcón

Querido amigo: Creo que para nosotros las palabras sobran, las miradas nos dicen todo y nuestra conexión va mas allá de cualquier vidrio que nos separe, de cualquier visita olvidada, de cualquier abrazo no dado. Tu mirada dorada me refleja eso que no soy, eso que siempre quise y debí ser y no pude ni podré. El motivo por el cual no estoy observándote desde ese siniestro vidrio que nos separa, es que, ya no puedo verte desde allí, nuestra conexión es tan grande que puedo atreverme a decir que estoy mucho más cerca de lo que piensas, mirando con tus ojos, pisando con tus patas, oliendo con tu olfato. Amigo mío, ya no somos dos individuos solitarios, somos solo uno, unidos por algo, por alguien.. por un Axolotl.

"Desencuentro". Por Jazmín Aguirre

El mundo está extinto
mientras vos oís el viento.
Te sientes en un laberinto
y no muestras sentimientos.
En mi corazón yo siento
tu distancia desde lejos.
Necesito un momento
o explotaré por dentro.
Escúchame sin mirarme,
no intentes desarmarme

Carta a un Axolotl. Por Mariano Fedeli

Amigo Axolotl, seguramente notarás que he dejado de visitarte al acuario -y lo lamento-; déjame explicartelo:
Desde la última vez, mi esposa empezó a mostrarme su enojo con las visitas que yo te realizaba, así que un día decidió enfrentarme y expresar lo que sentía con esto. Traté de defenderme, pero ella insistía, argumentando, muy exageradamente, que tú te estabas involucrando en nuestra vida. Yo traté de señalarle que se equivocaba, por lo que la discusión se prolongó durante una hora. Al final decidí rendirme y reconocer que tenía razón.
Fue entonces que tomé esta resolución de concluir mis visitas, en parte debido a la presión de mi mujer, al acuario. Temo que esta carta marca la despedida, así que no hay más alternativa, no hay más motivo para seguir prolongando este adiós. Confío en que algún día nos volveremos a ver.
Adiós, hasta siempre amigo Axolotl. Se despide... tu gran amigo.

Carta a un Axolotl. Por Giuliana Oliva


Querido amigo, querido Axolotl, querido compañero! Perdóname por haber dejado de ir a visitarte al acuario, comprendo que una carta no justificara mi error, pero creo que desde que comenzaron mis visitas hacia tí, algo dentro de mí comenzó a cambiar... Ya no demuestro tanto interés por lo que antes me apasionaba: familia, amigos, amores, sino que me la paso pensando en lo extraordinaria que puede llegar a ser tu especie, en cómo logran ubicarse con su tamaño en un espacio tan reducido, la tranquilidad que transmiten, no solo a mi persona sino también entre ustedes, la fascinación que me produce su forma física, sus aletas, sus colas, su forma de moverse... Sonará extraño, pero en ocasiones  -y con el tiempo fue más frecuente- sentía la extraña sensación de que ya no era yo, sino que era uno más de ustedes... sentía correr el agua por mi cuerpo, mas allá de que estuviera del otro lado del vidrio, sentía esa tranquilidad que solo un verdadero axolotl lograría sentir. Estos transes en un principio fueron extraños, pero con el tiempo comenzaron a agradarme, llegando al punto de querer ser uno de ustedes, sin importar mi vida o las consecuencias que esto produciría. Por este motivo, decidí dejar de ir a visitarte, mis pensamientos están revueltos y no logro identificarme. ¿Soy humano o soy un axolotl atrapado en el cuerpo de un humano? Son dudas que aún no logro responder, y fielmente creo que si los avistamientos hacia tí hubieran continuado, solo lograría confundir más a mi persona, al igual que a mis pensamientos. 

Prometo que apenas estos conflictos internos se aclaren volveré al acuario, volveré a visitarte y a acompañarte como tú lo haces todas las tardes cuando no encuentro con quién debatir mis conflictos... Prometo que todo volverá, pero déjame tiempo para lograr aclarar mis ideas, mis pensamientos, bríndame tiempo para volver a ser yo mismo y así continuar con la buena relación que solíamos tener.

Te lo reitero, esta situación no significa un adiós, tan solo un hasta luego...

Te saluda atte., tu queridísimo amigo!