lunes, 18 de junio de 2012

"Poderoso caballero es Don Dinero": Tres textos medievales y una temática emergente. Por Yadia Parada y María Mircovich


Preguntóle si traía dineros; respondió don Quijote que no traía blanca,
porque él nunca había leído en las historias de los caballeros andantes
que ninguno los hubiese traído.

Don Quijote de la Mancha, Miguel de Cervantes Saavedra

Es común pensar en toda la Edad Media como un bloque en cuyo universo fuertemente estamental, rígido y anquilosado no se contemplaba la importancia del dinero como motor del ascenso social. Este pensamiento se ve reflejado en el emblemático personaje de Cervantes, cuya percepción acerca del mundo medieval está construida sobre esta noción, la cual se sintetiza en el ideal de un héroe épico totalmente desentendido de las necesidades económicas. Siguiendo esta misma línea, se suele que pensar que, si bien todos los estamentos estaban atravesados por el imperativo teocéntrico, la nobleza se desentendía de las cuestiones materiales principalmente por considerarlas preocupaciones propias del pueblo llano, mientras que este último lo hacía por el fuerte arraigo del mandato cristiano que planteaba la no sujeción a los bienes materiales en pos del bienestar espiritual que alcanzarían en la vida eterna.
En contraposición a esto, creemos productivo considerar la Edad Media como un período complejo que implicó, en determinado momento, una transición hacia lo que será la cosmovisión renacentista. A la vez, es lícito suponer que el pensamiento teocéntrico no fue hegemónico durante los diez siglos que abarca el medioevo, sino que, a partir del siglo XI, nuevos intereses comienzan a ocupar el centro de la escena histórico cultural. Estas inquietudes nacientes se ven representadas en la literatura de la época que, en su afán por adaptarse a un público siempre cambiante, se ve obligada a priorizar ciertos temas. Este hecho tiene relación son el surgimiento de una nueva clase cuya razón de ser fue, justamente, el dinero: la burguesía.
El objetivo del presente trabajo es rastrear, precisamente, cómo se representan en tres textos medievales, El Cantar de Mío Cid, El libro del Buen Amor y La Celestina, el interés de este público emergente por nuevos temas. Para ello, realizaremos un análisis textual a partir del cual daremos cuenta de cómo la temática económica pasará a ocupar un lugar que, paulatinamente, se impondrá como un leit motiv, dando paso, a su vez, a una nueva cosmovisión: la antropocéntrica. 
 
El oro como leit motiv en el Cantar de Mío Cid
 
         En este poema podemos observar que el juglar no se centra, como es esperable, en el carácter honorable de la causa o meta del héroe -la lucha en defensa de la fe, el acrecentamiento de la fama, la fidelidad al vínculo de vasallaje-, si no que, lo que destaca luego de cada victoria, son las ganancias del Cid y sus hombres. Como dice Marc Bloch, “la guerra era también, y quizá principalmente, una fuente de provechos”1. Lo material, entonces, aparece como factor indispensable para el sustento del honor, como se evidencia en el siguiente pasaje:

Todas estas ganançias fizo el Campeador.
Grado ha Dios que del mundo es señor,
Antes fu menguado, agora rico so,
Que he haber y tierra y oro y honor
(v. 2492-2495)
         No es casual que, en la enumeración del verso 2495, el honor sea el término final de la oración precedido por palabras que remiten a las riquezas obtenidas, como si éstas fueran el paso previo para alcanzar el reconocimiento social. En este sentido, son reveladores los pregones que manda echar el Cid, en los versos 1189-1190 del Cantar Segundo, alentando a los habitantes de Navarra y Aragón a adherirse a su empresa bélica a cambio de riquezas:

Quien quiera perder cueta e venir a rritad
Viniesse a Mio Çid que á sabor de cavalgar.”

       Así, la motivación de la lucha vira su curso: ya no será la causa religiosa, sino la promesa de salir de la miseria. Dicho de otro modo, el leit motiv de la acción heroica estaría ensombrecido por la retribución material, ya que, si bien el vínculo de vasallaje implicaba una protección económica por parte del señor, aquí el afán de lucro se presenta no sólo de manera exacerbada sino como un fin en sí mismo. Según Claudio Sanchez Albornoz, quien analiza este mismo fragmento, “podría pensarse que [el juglar] coloca el apetito de medro como uno de los motores esenciales de la trama del Cantar.”2
      En el Cantar Tercero, se corrobora la gloria máxima alcanzada por el Cid en la descripción de sus atuendos, estructurada a partir del recurso de la hipérbole y de una saturación resaltada por la pobreza léxica. Es decir que mientras, por un lado, se reiteran los mismos términos varias veces sin hacer uso de la sinonimia, por el otro, éstos aparecen en demasía.
    En los versos 3085 a 3099, observamos la repetición del lexema oro que, si bien podría justificarse por el carácter oral de este tipo de textos, de algún modo estaría reflejando también la atracción del público por este motivo, cuyo carácter fascinante es captado por el juglar.

Nos detiene por nada el que en buen hora naçió:
calças de buen paño en sus camas metió,
Sobrellas unos çapatos que a grant huebra son.
Vistió camisa de rançal tan blanca commo el sol,
con oro e con plata todas las presas son,
al puño bien están, ca él se lo mandó;
Sobrella un brial primo de çiclatón,
Obrado es con oro, pareçen por o son.
Sobre esto una piel vermeja, las bandas d´ oro son,
Siempre la viste mio Çid el Campeador.
Una cofia sobre los pelos d’ un escarín de pro,
Con oro es obrada, fecha por razón
Que nol contalassen los pelos al buen Çid Campeador.”

En este fragmento se puede apreciar, a su vez, la construcción de un campo semántico referido a lo luminoso -blanca, sol, plata, çiclatón- que viene a reforzar la idea del oro como motivo central. Si nos detenemos en lo formal, resulta interesante resaltar la utilización de la rima asonante en “o”, y su consecuente aliteración, como una forma de enfatizar la sobrecarga semántica desde el plano fónico.
En el fragmento analizado, el Cid ostenta sus bienes y adquisiciones en su propia figura. Los objetos de valor ya no sólo son funcionales a la guerra, sino que también sirven a fines ornamentales. Resulta llamativo el uso de la construcción adjetiva “tan blanca como el sol” que aparece reiterada en unos versos anteriores, así como posteriormente, en el verso 3493. Lo curioso es que, a pesar de la pobreza retórica que caracteriza la mayor parte del poema, en este caso el juglar utiliza la misma hipérbole -construida por un adjetivo reforzado por el adverbio “tan” y por la construcción comparativa, cuyo segundo término de la comparación es “sol”- para describir tanto la vestimenta como la armadura. De este modo, el atuendo adquiere una connotación majestuosa que estaría reflejando el medro, lo cual nos lleva a pensar en un posible germen de la concepción renacentista acerca del dinero como promotor del ascenso social.
      El deslumbramiento del jugar por las riquezas del Cid se refleja, también, en la descripción hiperbólica de las armas, que remite nuevamente al campo semántico de lo lumínico asociado al oro:

Sacaron las espadas Colada y Tizón,
Pusieronlas en mano del rey so señor.
Saca las espadas e relumbra toda la cort,
Las maçanas y los arriazes todos d´ oro son.
Maravillanse dellas los homnes buenos de la cort.”
(v. 3175 a 3178)

       En este fragmento, asistimos a un a mirada casi alucinada por parte del sujeto de la enunciación que tiene su correlato en el deslumbramiento de los “homnes buenos de la cort”. Es importante destacar el uso del presente histórico para actualizar esta imagen en la mente del receptor; es decir, no sólo se narra sino que se intenta acercar al público lo más posible al “espectáculo” de las armas. Es significativo, además, el hecho de que la primera descripción que nos llega de la espada Colada se centra exclusivamente en su valor económico: “hi gañó a Colada que más vale de mil marcos”.
Por otro lado, en el episodio del juicio a los Infantes, uno de los temas en los que el juglar redunda es el de los bienes materiales otorgados a éstos por el Cid, dejando en segundo plano el hecho de la vejación a sus hijas:

Otra rencura he de ifantes de Carrion:
Quando sacaron de Valençia mis fijas amas a dos,
En oro y en plata tres mill marcos de plata les di yo;
Yo faziendo esto, ellos acabaron lo suyo.
Denme mis haberes, quando mios yernos no son.
(v. 3202 a 3206)

     A su vez, no hay que olvidar que el motivo explícito que conduce a los de Carrión a pretender a las hijas del Cid es el económico. Para Sanchez Albornoz, el juglar “presenta la codicia de los tesoros del Cid por los infantes de Carrión como fuerza determinante del nudo dramático de su obra” p.27.
     En conclusión, se puede pensar que en el Cantar el juglar pone énfasis en las riquezas materiales, como consecuencia de la especial atención que presta al gusto emergente del público de esa época de transición. De esta manera, vemos que el leit motiv del oro aparece en los tres cantos. En el Cantar I, existe la preocupación por conseguir dinero, a través del engaño a los judíos, para el sostenimiento de la empresa bélica. A su vez, en el momento de la despedida, una de las preocupaciones centrales del Cid, al menos en las que focaliza el juglar, es la cantidad de dinero que deja éste a su familia, como puede verse en los siguientes versos:

mas por que me vo de tierra, dovo çinquaenta marcos,
si yo algún día visquiero, seervos han doblado.
Non quiero far en el monesterio un dinero de daño;
evades aquí pora doña Ximena dovos çient marcos.
(250 a 253)

       En el Cantar II, se presenta la finalidad lucrativa de la empresa bélica, desde el punto de vista de un juglar deslumbrado por la riqueza desmesurada que logra acumular el Cid y que se ve reflejada, en el Cantar tercero, en su vestimenta y armaduras.
       Por último, creemos que el juglar logra capitalizar, a través de los posibles resquicios en la figura del héroe épico, los pasajes en donde, de alguna manera, aparece una figura heroica que excede la supuesta homogeneidad o coherencia propia de los personajes que formaron el paradigma de la epopeya medieval.

¿Menosprecio de corte, alabanza de aldea?

Si bien en el Cantar del Mío Cid observamos la emergencia de un público cuyos intereses giran en torno a la posibilidad de ascenso social mediante el dinero, todavía no podemos hablar, en rigor, de una masa burguesa, entendida como los que habitaban los burgos. Para mediados del siglo XIV asistimos a un contexto social distinto, cuyos valores, que estaban en germen en el Cantar, se ven consolidados en El libro de Buen Amor. Según Sanchez Albornoz, “Con el Buen amor sopla en Castilla por primera vez el espíritu burgués en lo que tenía de ruptura crítica frente a las ideas, las instituciones, las normas, los valores, las formulas consagradas por la tradición”, (Albornoz, 1956, 30).
En este sentido, es reveladora la extensa tirada de cuadernavías dedicadas a la alabanza del poder del dinero, que sirve como excusa al Arcipreste para hacer una aguda crítica a las instituciones de la época. Entre éstas, las más vapuleadas son la Justicia y la Iglesia, es decir, los cimientos de la nueva sociedad. De este modo, el dinero se convertirá en un foco que irá contaminando estos espacios, incluso desde lo discursivo.
En la cuadernavía 490 observamos la asociación del dinero con lo milagroso:

Mucho fas el dinero, et mucho es de amar,
al torpe fase bueno, et omen de prestar,
fase correr al cojo, et al mudo fabrar,
el que non tiene manos, dineros quiere tomar.

En esta estrofa, puede verse cómo el dinero ocupa el lugar de la figura de Jesús, haciendo caminar al inválido, o dando habla al que no la tiene. A su vez, en la cuadernavía 492, se utilizan verbos relacionados semánticamente con lo mercantil rigiendo objetos directos que aluden a abstracciones propias del discurso religioso, además de otros ideologemas cristianos:

Si tovieres dineros, avrás consolaçión,
plaser e alegría, del papa raçión,
comprarás paraíso, ganarás salvaçión,
do son muchos dineros, es mucha bendiçión.3

A su vez, en la cuadernavía 493, el dinero aparece ocupando el lugar del Papa, ya que se menciona a Roma, lugar de la santidad, en donde todos se inclinan ante el vil metal. Esto nos lleva a la inevitable asociación de esta crítica con la efectuada por los Goliardos, quienes, tal como sucede aquí, denunciaban el vaciamiento de significado religioso -en el caso del Arcipreste, en torno a lo institucional- a la vez que la total corrupción eclesiástica, que se concretiza en un doble discurso:

(503)Yo vi a muchos monges en sus predicaçiones
denostar al dinero et a sus tentaçiones,
en cabo, por dinero, otorgan los perdones,
asuelven el ayuno, ansí fasen oraçiones.

En dos versos siguientes, la hipocresía se cifra en la antítesis que postulan los verbos “denuestan” frente a “guardanlo”.
Al mismo tiempo que carácter corruptivo del dinero, se presenta su poder igualador, del mismo modo que lo haría la muerte:

(494) Fasíe muchos priores, obispos, et abades,
arçobispos, doctores, patriarcas, potestades,
a muchos clérigos nesçios dávales dinidades,
fasíe de verdat mentiras, et de mentiras verdades. 
 
En el mismo fragmento, observamos, nuevamente, la concepción mercantilista asociada a un valor puro como la verdad, que aquí se vuelve intercambiable con su opuesto, la mentira. Según Sanchez Albornoz, en el contexto en el que escribe el Arcipreste “empezaron a caducar muchas ideas y muchos valores antes inconmovibles y al parecer eternos” (Albornoz, 31).
Sumado a esto, en el tercer verso, se presenta la idea del ascenso social a través de dinero. Lo mismo aparece, unos versos antes, en relación con el pueblo llano:

(491) Sea un omne nesçio et rudo labrador,
los dineros le fasen fidalgo e sabidor,
quanto más algo tiene, tanto es más de valor,
el que non ha dineros, non es de sí señor.
No sólo la verdad aparece como un valor de cambio, sino también el saber, que puede ser comprado, por lo que el pobre queda en clara posición de desventaja:

     (495) Fasía muchos clérigos e muchos ordenados,
                       muchos monges e monjas, religiosos sagrados,
                            el dinero los dava por bien examinados,
                          a los pobres desían, que non eran letrados.

Como mencionamos anteriormente, otra de las instituciones criticadas es la Justicia. El dinero se convierte en sujeto ajusticiador cuyo poder emula al de Dios en cuanto a dar vida o matar:
(498) Yo vi fer maravilla do él mucho usava,
muchos meresçían muerte que la vida les dava,
otros eran sin culpa, et luego los matava,
muchas almas perdía, et muchas salvava..

No sólo tiene poder divino sino que también usurpa el poder terrenal. Su estatuto ontológico es llevado al extremo al ubicárselo como sujeto de oraciones copulativas:
El dinero es alcalde et jues mucho loado,
éste es consejero et sotil abogado,
alguaçil et merino bien ardit esforzado:
de todos los ofiçios es muy apoderado.

       En la mayoría de los versos es constante la personificación del dinero cuya carácter animado se aprecia en la semántica de los verbos utilizados que connotan dinamismo como se aprecia en la cuadernavía 497:

El dinero quebranta las cadenas dañosas,
tira çepos e grillos, et cadenas plagosas,
el que non tiene dineros, échanle las posas:
por todo el mundo fase cosas maravillosas.

Es recurrente también el uso de verbos con fuerza semántica, cuya aliteración de grupo consonánticos fuertes (–br; -rr) connotan lo destructivo: “quebranta peñas”, “Derrueca fuerte muro”, “derriba grant torre”.
El lugar antes ocupado por el señor feudal es usurpado por el dinero: “quantos son en el mundo, le besan hoy las manos”. En este verso se plasman los cambios estructurales que se han producido en la sociedad medieval, a causa del advenimiento de la ciudad como centro de la vida. Como dice Jacques Le Goff:

En la ciudad el dinero es el rey. La mentalidad dominante es la mentalidad mercantil, la del beneficio. Si en el ambiente señorial los pecados por excelencia son el orgullo y la soberbia, vicios feudales, aquí lo son la avaricia y la codicia, vicios burgueses.4

En conclusión, podemos ver cómo este texto da cuenta de una etapa de transición en la que nuevos sujetos sociales reclaman nuevos temas que tienen que ver con la vida en los burgos. Como lo refleja la cita anterior, el dinero se ha convertido en el eje fundamental sobre el cual giran nuevas preocupaciones y, por lo tanto, su presencia se hace insoslayable en la ficción literaria. 
 
Por dinero se muda el mundo e su manera

Así como en el libro de buen amor asistimos a una crítica mordaz de instituciones sacralizadas que se corrompen por el dinero, el Arcipreste no deja de mostrar que también un bien espiritual como el amor se vuelve un bien material, es decir, pasible de ser comprado. Este será el fundamental sobre el cual gira el argumento de La Celestina: el amor como negocio. Ubicada en los albores del Renacimiento, esta obra plantea exhaustivamente la idea del Amor como una fuente de ganancias: “O mis enamorados, mis perlas de oro” (233).
Para comenzar creemos necesario aludir al significado etimológico del término negocio, novedoso para la época, que comienza a ser utilizado en la literatura, y del que, Fernando de Rojas, hace un uso casi abusivo. Así, este latinismo formado por la partícula Nec –adverbio de negación: No- y Ocium –ocio, descanso, paz-5 designa la labor que comienza a sistematizarse como fuente de dinero, es decir, lo opuesto al tiempo libre propio de la nobleza feudal. Esto da cuenta del cambio de mentalidad y, por lo tanto, del nuevo modo de organización de la vida social del contexto de producción de esta obra.
De esta manera, en oposición a la concepción aristocrática de las riquezas como un bien hereditario, en cuya acumulación radicaba su beneficio, aparece filtrada en la voz del personaje de Celestina el mandato de la circulación del dinero. Esto aparece estrechamente relacionado con la emergencia de las ciudades como centros del intercambio material: “¿Qué aprovecha lo que se niega aprovechar? Sin duda te digo que es mejor el uso de las riquezas que la posesión de ellas.” (146). Aquí se evidencia claramente una intención adoctrinadora, que estaría incentivando al nuevo público burgués a usar el dinero. Esta idea moderna del fluir del capital se refleja, desde lo discursivo, en el uso de ciertos verbos, asociados al dinero, que semánticamente aluden al movimiento:

¡Bulla moneda y dure el pleito lo que durare! Todo lo puede el dinero; las peñas quebranta, los ríos pasa en seco; no hay lugar tan alto que un asno cargado de oro no le suba.”(157)
Sumado a esto, si consideramos al refrán como proposiciones sentenciosas y breves, que acuñan observaciones recogidas por la experiencia colectiva a lo largo del tiempo, resulta interesante ver cómo en esta obra aparece el uso del refranero concerniente al dinero, es decir, podría suponerse que esta idea de la necesidad de la circulación, ganancia y lucro ya se evidenciaba en el saber popular, o al menos, desde la ficción así se plantea: “A dineros pagados, brazos quebrados” (152); “que nunca metes aguja sin sacar reja” (164); “A nuevo negocio, nuevo consejo se requiere” (186); “Vive conmigo y busca quien te mantenga”(279).
Por otro lado, el motor que mueve el accionar de los criados en esta obra no es otro que el económico, en contraposición al motivo amoroso que guía a Calisto y Melibea: “Esto tengo yo” -dice Celestina- “por oficio y trabajo; vosotros por recreación y deleite”(281). A su vez, explicita Sempronio: “Deseo provecho; querría que este negocio hobiese buen fin, no porque saliese mi amo de pena, mas por salir yo de lacería” (159). La idea del ascenso social a través del dinero lleva a una codicia tal que estos personajes terminan matándose por él, hecho que se anticipa ya en las siguientes palabras de Celestina: “¿Con qué pagarás a la vieja, que hoy a puesto su vida al tablero por tu servicio?”. El afán de lucro supera el valor de la propia vida. No sólo en el castigo a estos personajes codiciosos se muestra la intención moralizante del autor sino también en los momentos en los que Celestina aparenta de manera hipócrita un desinterés por lo económico:

A lo ricos se les va [la bienaventuranza], la gloria y el descanso por otros albañares de acechanzas, que no se parecen, ladrillos por encima con lisonjas. (…) más son los poseídos de las riquezas que no los que las poseen. A muchos trajo la muerte, a todos quita el pacer y a las buenas costumbres ninguna cosa es más contraria.” (169)
En el mundo de La Celestina se sostiene la idea de que las personas se miden con la vara del dinero. Esto puede entenderse como consecuencia de que una nueva escala de valores se ha puesto por encima de la triada axiológica medieval: linaje, honra y fama:

Que los bienes que tienes de dentro con los de fuera resplandecen. Porque sin los bienes de fuera, de los cuales la fortuna es señora, a ninguno acaece en esta vida ser bienaventurado.”(119)

¿Y para qué es la fortuna favorable y próspera sino para servir a la honra, que es el mayor de los mundanos bienes?”(145)

1 Marc Bloch, “La vida noble” en: La Sociedad Feudal. Las clases y el gobierno de los hombres. México: UTEHA, 1958; 16.
2 Sanchez Albornoz, Claudio: “Literatura y sociedad en la Castilla medieval (Cantar del Cid, Berceo, Libro del Buen Amor)”, p. 27.
3 La bastardilla es nuestra.
4 Jaques Le Goff, “Introducción”. El hombre medieval. Alianza Editorial, 28.
5 http://es.scribd.com/doc/8545611/Diccionario-Vox-Latin

Alas de papel

¿Por qué de papel? ¿Qué tiene de curioso el papel? Pues sobre papel uno puede proyectar simplemente casi todo. Cuando uno quiere describir algo, un sueño o anhelo, por ejemplo, busca palabras o imágenes que intenten acercarse a la realidad y, para que viva mejor el recuerdo, puede plasmarlo en un pedazo de celulosa procesado.
Cierto es que es frágil en soledad; quien intenta romper un bloc de hojas, en cambio, se encuentra con un interesante desafío. Si se arruga, dobla, corta o rompe puede no ser simple de reparar, si acaso se puede. Hay muchas cosas en la vida que no pueden repararse. Sin embargo, hay ''marcas de batalla'' que pasan a caracterizar a aquel que las lleva. Cada choque contra la pared es un aprendizaje más.

¿Por qué alas? Pues un par de alas tiene asociada libertad y puede tomar esos vientos que sacuden tanto para llegar más y más alto. Por supuesto que en algún momento tiene que bajar, pero tan solo imaginarse la perspectiva que se puede lograr desde ese magnífico lugar... Aunque baje, no puede olvidar lo que experimentó, lo que ya es parte de sí porque está impreso en su memoria. A lo mejor, también sobre papel. Además, las alas me resultan atractivas o me enamoran de cierta forma, se podría decir.

Quiero que seas mis alas de papel...
Quiero que me lleves tan alto como se pueda llegar...
Quiero aprender cada día...
Quiero poder entregarme y saber que sin vos caería...
Quiero que me hagas libre y que seas mi libertad...
Quiero poder leerte, quiero poder entenderte...
Quiero que puedas secar mis lágrimas...
Quiero que seas frágil, para poder protegerte...
Quiero que con una suave brisa, una caricia, puedas sostenerme...
Quiero que seas fuerte, para poder contenerme...
Quiero que seas una y un millón de experiencias, que no pueda borrarte...
Quiero que seas simple y a la vez fascinante...
Quiero que me hagas apreciar ser caminante...
Quiero que seas misterio y descubrirte...
Quiero que sientas mi luz...
Quiero que seas fuente de calor...
Quiero descansar en vos...
Quiero escribirte, confiarte mis sueños, confiarte mi todo...
Quiero que me atraigas y enamores cada vez más de tu amor...
Quiero que seas mi sostén, mi guía, quiero que marques mi rumbo...
Quiero que seas mi ''de donde vengo'' y mi ''hacia dónde voy''...
Quiero que seas parte de mí siempre...

Tu vida y tu mirada ya están grabadas dentro de mi piel...
Quiero que seas mis alas de papel...

domingo, 17 de junio de 2012

El glaciar. Por Neyén Casola (versión)

En aquellos tiempos, antes de la llegada de los españoles a América , en la parte de lo que se conoce hoy como Santa Cruz en Argentina, había una pareja de jóvenes muy enamorados: sus nombres eran Lihué, que significaba vida y Mailén, que significaba "mujer poderosa". Pero lo malo que ocurría es que  ambos pertenecían a distintos pueblos. Y estos estaban enfrentados en una batalla por designar cuál de los dos dominaba al otro. Por lo tanto, sus habitantes tenían prohibido tener algún tipo de relación con los "oponentes". Es así que cuando se enfrentan los dos pueblos en la guerra murieron muchos combatientes, entre ellos estaba Lihué, quien al querer encontrarse con su amada fue herido con una flecha y cayó muerto sobre los pies de Mailén. Tal fue su tristeza, que lloró durante siete meses sin parar, invadida por el dolor. Todas sus lágrimas, al acumularse, formaron un gran lago sin fin. Cuando llegó el invierno todas esas lágrimas derramadas se congelaron, formando lo que hoy se conoce como el Glaciar Perito Moreno, masas de hielo eterno como el Lanín.

El Tsunami de Terrapan. Por Nahuel Chapa (versión)

    Érase una vez, en una isla no tan alejada de los EE.UU. vivía un Rey Llamado Nerosis, el bondadoso. Este no tenía problema alguno con su ciudad llamada Terrapan, una isla muy característica por ser abundante en la agricultura
    Cuando todavía las colonias existían, fue cuando a esta isla llegó un líder inglés: el audaz Eliseu, que venía a conquistar las tierras de Terrapan. Hizo desastres por todas las casas que pasaba para llegar al templo del Rey, donde habló con Nerosis. Eliseu le dijo que no opusiera resistencia a su mandato. El rey enfurecido por el caos que había hecho se negó a entregar sus tierras.
     Al ver que no entregaría sus tierras tan fácilmente, decidió tomar la decisión de ir a la guerra contra la isla, entonces se retiró del palacio, llamó a sus tropas y se marchó, no por mucho tiempo. El Rey Nerosis sabía que iba a volver, entonces mandó a que las tropas se prepararan para una gran guerra.
     Cuando Eliseu llegó con sus tropas inglesas, se toparon con una resistencia inmensa. Estos subestimaban a los habitantes de la isla, pero los isleños estaban bien preparados. La guerra duró no más de una semana. Cuando el ejército inglés logró eliminar a una mayor parte de la población, el Rey salió de su templo y decidió empezar a luchar.
     Nerosis lograría vencer a lo que quedaba del ejército inglés, pero faltaba el último: el gran Eliseu. El primero en atacar fue el Rey Nerosis, ya que estaba muy enfadado por la muerte de su población. Mientras luchaban, toda la isla empezaba a temblar. Los árboles se caían, millones de cosechas se destruyeron por las inmensas tormentas que parecían nunca parar. El mar se estremesía, hundió todos los barcos enemigos y fue cuando ahí despertó el dios del mar Neptuno, quien vio el caos que habían hecho estos dos bárbaros.
     El dios decidió hablar con ellos para que terminaran con esa locura. Los dos guerreros no se molestaron en escucharlo y el dios se enfado aún más. Fue ahí cuando este dios decidió enviar una gran ola que calmara esta situación, para que la ciudad que era antes de que llegaran las tropas inglesas volvieran a ser las mismas. 
     La gran ola terminó llevándose todo hasta los dos guerreros, pero, de algún modo, El Rey Nerosis quedó con vida. En el cielo volvió a salir el sol, las aguas turbias se calmaron, y gracias al sol las cosechas y árboles volvieron a crecer. El poco poblado que le quedó al Rey habló con el dios, pidiendo perdón por no haberlo escuchado cuando debían y que no volvería a pasar. Así, las tierras de Terrapan volvieron a la paz y normalidad con la que contaban un par de años atrás.
     Otros historiadores cuentan que el Rey Nerosis no sobrevivió a la gran ola y un campesino llamado Alfred tomó el trono y pidió perdón a Neptuno. Al rey Nerosis se le hizo una estatua por haber defendido su pueblo y luchar hasta el final.

Leyenda. Por Daniel Cuaglio y Sheila Granda

Hay muchas teorías sobre el porqué de la existencia del bosque que rodea la casa del Dr. Gessel. Muchos dicen que el doctor, agobiado por espíritus, construyó la casa aislada de todo para su concentración y tranquilidad, y que la constante presencia de seres ancestrales provocó un crecimiento vegetativo imponente en su alrededor. Otros dicen que el Dr. Gessel abandonó la medicina y se enfocó en la herboristería. Hay gente más "racional" que dice que plantó semillas y estas germinaron y terminaron creciendo.
Una de las que más se creía en el momento de la creación del bosque era la teoría de los espíritus, ya que el Dr. Gessel tenía cierta fama de loco, heredada del bisabuelo que, por lo que la gente decía, le rendía culto a divinidades escocesas. Poco tiempo después, a medida que la ciencia iba avanzando, la gente empezó a utilizar más la razón y se guió más por su estudio en la herboristería y empezó a decir que él experimentaba con las plantas para crear nuevas especies, más rápidas en crecimiento. Esto llevó a que se lo investigara y terminaran dándose cuenta que no era verdad. Solo quedaba la siembra del bosque.
Poco tiempo después de refutar la teoría de la herboristería, la vegetación aumentó precipitadamente y llegó a ocupar un territorio bastante extenso. Muchos turistas se metían a caminar por el bosque y ellos mismos fueron testigos de las atrocidades encontradas: árboles con caras impresas como si fuesen fantasmas. Había vuelto a creerse la teoría de los espíritus que acechaban al Dr. Gessel.
Mucha gente no lo cree pero, hasta hoy en día, cuando se camina por ese bosque se encuentran árboles con rostros.

Tsunami. Por Gastón Orphant (versión)

Habían pasado 10 años desde la última guerra, 10 años de paz en la costa, hasta que ocurrió la tragedia. Un mensajero había traído noticias desde una tribu aliada: el enemigo se acercaba.

A pesar de que habíamos triunfado, estábamos aún más debilitados que nuestros enemigos, nuestras fronteras estaban marcadas por la sangre de los caídos, la sangre derramada de miles de inocentes, tanto nuestros como de ellos. Cuando se reabastecieron, no dudaron en volver a atacar.

Todo marchó mal desde el primer día de guerra. Las calles, las casas, los arboles... todo volvía a estar manchado con sangre, pero esta vez solo era nuestra sangre. Hasta que una noche un grupo de chamanes se reunió para honrar a los dioses:

-"Oh, poderosos dioses, que esta sangre no haya sido derramada en vano. Úsenla en su favor, tómenla como un tributo. Limpien estas costas que generación en generación defendimos, apaguen la llama que creo el enemigo sobre nosotros."

Luego de estas palabras, una pared de agua se levantó y golpeó con toda su furia al indefenso pueblo. Los enemigos, que se encontraban en las calles, fueron tragados por el mar. La sangre fue limpiada y el fuego fue apagado.

A partir de ese día, los dioses recuerdan este hecho al hombre, liberando paredes en algunas costas. Nos gusta denominar a estas paredes como Tsunamis.

La sangre del Tiyu. Por Florencia Escudero (versión)

En aquel tiempo cuando se notaba la nueva existencia de los Tiyus (espíritus que protegían el cielo), los habitantes les ofrecían ofrendas para poder subir al cielo, llegado fuera el momento de cada uno. Pero entre ellos surgían diferencias y celos, ya que existían peleas debido a la cantidad de ofrendas que recibía cada uno. Eso en general dependía del lugar en el que habitaba cada uno y el tiempo que estaba.
Todo se desató cuando una mañana uno de los Tiyus más agresivos del grupo comenzó a agredir a otro. Esto ocasionó una fuerte pelea en cielo, provocando un cielo oscuro con gemidos. Así, duro la pelea varias horas mientras los habitantes de la tierra comenzaron a buscar lugares donde esconderse y protegerse, ya que intuían un final desastroso.
Mientras los Tiyus pelean durante horas, otros intentaban detenerlos. Pero era tan difícil combatir su fuerza en ese momento, que muchos se retiraron y solo esperaban que terminara esa pelea. Entre las agresiones con nubes y vientos, que ocasionaban para derribarse el uno al otro, uno de ellos decidió arrojarle una estrella filosa que tenía cerca. Esa estrella ocasionó la herida del Tiyu. Mientras el otro Tiyu festejaba su victoria, otros se lamentaban e intentaban curar su herida con pequeño trozos de nubes. Al curar las heridas, escurrían sus trapos de nubes hacia abajo. Dejando caer toda la sangre derramada de Tiyu.
Toda esa sangre caía de forma inmediata a la tierra, quedando mucha cantidad retenida en ciertos árboles, dando como fruto las manzanas. Esas manzanas significaban la vida derrotada del Tiyu.

El dominio del cielo. Por Sebastián Villarreal (versión)

Tras la conquista de Héctor, el fuerte, sobre el cielo, los dioses se sintieron disgustados ya que para ellos el cielo les pertenecía. Héctor siguió extendiendo su imperio hasta el punto de solo dejar la porción en la que se encontraban todos los dioses.
Estos, enfurecidos por lo sucedido, decidieron enviar a Shiva, la diosa más veloz. Esta derrotó a gran parte de las tropas de Héctor, pero murió al instante por un golpe suyo. Los dioses asustados al ver a la diosa morir por a manos de un semidios, enviaron a sus tropas a matarlo. Esta guerra entre las tropas de los dioses y Hector duró bastante tiempo, hasta que ambos decidieron tomar un receso, para que los guerreros que todavía no habían muerto descansaran. Fue en este momento cuando ambas tropas se dieron cuenta que los guerreros muertos se convertían en almas y estas caían en la tierra en forma de Agua. Así, se dio el origen de la lluvia: cada vez que las tropas de Héctor y los dioses descansaban, los guerreros que habían muerto caían en la tierra y se convertían en agua.

Epismia y las oportunidades. Por Luna Seiffert (versión)

En ella posó sus pertenencias más valiosas el dios de los deseos, Epismia. Era una mesa, a la que todos respetaban y en la cual solo algunos griegos afortunados podían apoyar un objeto simbólico para que la suerte los acompañara. Pasaron varios años, y los individuos que habían colocado los elementos sobre la mesa no obtenían respuesta alguna en sus deseos, hasta que la mesa no pudo más con sus patas de oro y se quebró. Algunos dicen que fue un 24 de julio, otros de agosto. Sucedió que todos aquellos deseos pedidos y retenidos por tantos años fueron liberados, y esas personas que no podían más de dolor y angustia por hijos enfermos incurables, por deudas impagables, o por milagros difíciles de encontrar, les sucedió un acontecimiento que les cambió la vida. Algunos encontraron su suerte en la medicina, ya que se encontraron nuevas curas para enfermedades difíciles, otros la encontraron en herencias de familiares nunca vistos, otros en el nacimiento de un nuevo ser imposible de conceder y otros se pudieron encontrar con seres amados pero anteriormente alejados.
  Las personas comenzaron a tomar en consideración esa mesa, que algunos la veían como un objeto más, como un mueble, una herramienta de apoyo y solo eso. Pero no lo era. De tal modo que todos comenzaron a buscar otro objeto que tuviera ese don de cumplir peticiones, pero jamás lo encontraron. Probaron hasta con cajas de oro, adornadas con diseños griegos y bendecidas.
  Así fue como el sabio Epismia dio a conocer su faceta reflexiva, demostrando que las oportunidades siempre están presentes, solo hace falta abrir los ojos y creer en lo que uno busca.

Leyenda. Por Florencia Intilangelo (versión)

Cuenta la leyenda que en la cumbre de un volcán, se hallaba el Dios Pillan. Un día las personas que integraban la tribu huaiquimil estaban caminando sin dirección alguna. Sin darse cuenta, subieron a una altura demasiado alta, ellos sabían que allí se hallaba Pillan y también que los vigilaba.
Pillan, al ver que estaban allí en su volcán, empezó a defenderse tirándoles  lava, humo y cenizas, provocando miedo a el pueblo.
Los Huaiquimil le contaron lo que sucedió al brujo de la tribu. Él se recluyó en una cueva y regresó con una solución: para calmar a Pillan tenían que sacrificar a Huilefun, la hija del cacique, dejándola caer por el volcán. Quien tendría que llevar a la princesa era Quechuan, el más valiente. Al llegar, la abandonó allí.
Luego, un cóndor agarró a la princesa y la arrojó al centro del cráter. De repente densos nubarrones ocultaron el cielo y una espesa nevada cubrió la hoguera. 

lunes, 11 de junio de 2012

A-sombrarse

De vez en cuando, revisando algunos papeles o archivos, tratando de hacer limpieza, me encuentro con cosas de hace ya un tiempo cuya existencia no recordaba. En algunos casos la limpieza funciona y decido tirar cosas que realmente resultan inútiles; en otros, más de lo que yo creería en otras circunstancias, termino por hallarme en un viaje de tiempo y con los ojos y la boca bien abiertos. Debo reconocer, de todos modos, que me resulta interesante mi capacidad por fascinarme, maravillarme, sorprenderme con cosas que muchas personas pasarían por alto.

Algunos podrían decir, con razón, que por momentos me paso de hinchapelotas con los detalles. Me pregunto qué dirían si supieran todas las cosas que callo. Y sin embargo, más allá de uno que otro dolor de cabeza que dicha capacidad pueda generarme, a lo mejor por enroscarme mucho (conmigo mismo más que nada), es una cualidad que disfruto. Me ayuda, en general, a no aburrirme en casi ningún momento.

Digo ''en general'' porque por supuesto que llego a aburrirme. Incluso puedo llegar a sentirme aburrido con mi vida al sentir un vacío generado por añoranza, algún que otro día. Dejando eso de lado, hasta esos momentos me resultan fascinantes, porque me permiten intentar hacer una ''limpieza'' personal, mirar atrás y quizás hasta evaluar progresos en ciertos aspectos.

Puede ser cierto que hace dos años, por decir algo, era más feliz. Creo que estaba más conforme o me sentía más realizado con mi forma de ser. Se podría decir que tuve la dicha de pasar algunos meses siendo exactamente la persona que siempre quise ser. Suena loco, ¿verdad? Especialmente porque, si uno alcanza esa meta, no imaginaría que le gustaría cambiar. Pues claro que no me gustan algunas cosas que han pasado en estos dos años. Varias, incluso. Vale destacar que yo no busqué cambiar. Ciertas situaciones se escapan de nuestras manos, lo que no es nueva información para nadie. De todas formas es bueno reconocerlo. Como sea, así y todo, extrañando un poco ese hermoso sabor de felicidad casi plena, soy muy consciente de que así como es muy probable que me haya cerrado en algunos aspectos, también he crecido mucho en otros.

Y recién ahora, después de cuatro párrafos que ni siquiera estoy seguro de haber diferenciado correctamente, llego a la idea que me ronda desde hace algunas semanas. No es una idea propia, claro está. Eso es lo lindo de tener personas admirables acompañando en el camino. Sin darse cuenta y hasta olvidándose, te pueden tirar la justa. Incluso me resulta sumamente interesante que más de una persona me haya tirado la misma idea, por separado. Oscuridad interior.

¿Qué quiero decir? No hablo de maldad ni cerca. Es eso, oscuridad; cosas que no dejan ver la realidad tal cual es. En esta ocasión me atrae la idea de la oscuridad que no deja verse a uno mismo tal cual es. Entonces entra el juego de palabras que encabeza estas líneas. Asombrarse uno mismo. A-sombrarse. Es decir, dejar de lado esa oscuridad para poder apreciar la belleza que cada uno encierra. Sin ninguna intención de parecer narcisista, tengo la dicha de descubrir esto, como no podía ser de otra forma, a través de otras personas, que me demuestran que poseo potencialidades que yo desconocía.

Lo sé, lo sé. No es nada nuevo. Seguramente ya lo dije más de una vez. Pero no puedo dejar de sorprenderme por lo hermoso de esto. Es decir, año tras año, cuando ya no creo posible dar más, alguien me lo pide porque cree en mi. ¿Qué opción tengo, si no intentarlo? Y así como así, me enseñan a creer y dejar mis sombras de lado. Me quieren y me dicen que yo puedo quererme un poco más. ¿Qué puedo decir? Si alguien me hubiese dicho hace siete años que hoy estaría en el lugar que estoy, comprometido con las tareas que me proponen y con gusto asumo, no lo hubiese pensado posible. Y sin embargo, estoy aquí.

Miedos, preocupaciones, vergüenza, inquietudes, resentimiento, dudas, dolor, tristeza, egoísmo, soberbia, conformismo, comodidad, etc. Sean cuales sean las sombras que tengas encima, a partir de ahora (y no porque yo lo diga, sino porque me lo han demostrado), creé en vos. Podés a-sombrarte, sacarte de encima esas sombras y, con una sonrisa, asombrarte con la luz que tenés para dar. Es mucha más de la que podés imaginar.

sábado, 9 de junio de 2012

Leyenda anónima

Hace muchos siglos, había en la zona de Mar del Plata una gran jauría de lobos.
A pesar de ser salvajes y atrapar otros animales menores para su alimentación, no eran hostiles con los humanos. Es más, algunos trabaron amistad con niños indígenas y establecieron un lenguaje con el que se entendían bastante bien.
Compartían muchos juegos y se divertían. Pero surgieron diferencias, ya que a muchos de ellos les encantaba jugar en el agua, tomar sol a la orilla del mar, e intentar atrapar algún pez.
Otra parte sólo quería disfrutar de los bosques y praderas y perseguir conejos y pájaros.
Un día, los niños consultaron a sus mayores, buscando una orientación para resolver el conflicto. Estos les sugirieron que les propusieran a sus amigos lobos separarse por un día y una noche de acuerdo a sus gustos.
Así lo hicieron, y para gran sorpresa de los niños, Neptuno, el rey del mar, había transformado a los lobos de la playa en "lobos marinos". Los reconocieron por sus voces.
Se volvieron torpes para caminar por la playa, pero pudieron nadar velozmente y atrapar peces. Nunca más se alejaron del mar...

El día que tú me quieras. Por Joaquina Iriarte (versión)


Vamos hablar de una chica, de cómo el amor de su vida terminó transformándose en una persona más de su lista…
Un día en Roma, la joven Lorelei estaba caminando tranquilamente por el parque cuando, de repente, se encuentró con Julio César, su amor secreto. Al verlo, sus ojos se llenaron de luz, su corazón empezó a latir más fuerte, sus piernas empezaron a temblar y no se podía quedar parada. A medida que Julio se acercaba, más latía su corazón. Ella tenia la intensión de decirle lo mucho que lo amaba y todo lo que sentía por él, pero lo único que salió de su boca fue un hola.
Luego hablar un rato él se despidió con un beso en la mejilla y cada uno siguió su rumbo. Al llegar a su casa, Lorelei comenzó a pensar en todos los momento que había pasado junto a él, a pesar de que no habían sido muchos, para ella fueron los más hermosos por que lo único que quería era estar con él. Se veía en su mirada el amor que le ella. Luego de un largo pensar ella decidió que la próxima vez que lo viera se animaría y le confesaría todo su amor.
Al día siguiente, Lorelei que estaba decidida a encontrarse con Julio, comenzó desde temprano a prepararse. Se puso su mejor vestido con sus mejores zapatos, se maquilló de tal forma que parecía que se encontraría con alguien de la alta sociedad. Sus rulos resaltaban toda la belleza de su cara, se veía contenta, nerviosa, ansiosa y fresca. Así, luego de horas de preparación salió hacia el parque. Había llegado mucho tiempo antes asi podía pensar como se lo iba a decir. Lorelei sabía que Julio César venía al parque siempre a las 5 para poder pasear un rato porque eso lo tranquilizaba. Ya pasadas las 6.30, Lorelei se había cansado de esperar y estaba a punto de retirarse abatida, cuando de repente se oyó una voz grave que gritaba: -¡Lorelei!. Era él. Ya decidida, Lorelei caminó hacia él y lo saludó, luego le pidió un minuto para hablar y se sentaron en una banca del parque. Primero le habló de temas comunes, como del clima o de los niños que estaban jugando por el parque, ella hubiera seguido horas hablando de cualquier cosa con tal de no decirle lo que sentía, hasta que él le dijo:
-Lorelei, ¿Qué me tenías que decir tan importante? ¡No creo que me hayas hecho sentar solo para hablarme del cielo azul!
-No, no -exclama entre risas- En realidad quería hablarte de algo que me está pasando.
-Sabes que puedes decirme, solo dilo.
-Bueno, sucede que… hace tiempo que estoy enamorada de ti, cada vez que te veo se me llena el corazón de alegría y no podía guardármelo más -¿Y hace cuánto que sientes esto?
-No importa, lo único que quiero saber es qué piensas tú de mí –dice ya, decidida a aceptar cualquier respuesta.
-Lo mismo yo, también estoy enamorado de ti, pero no quería decir nada por si vos no sentías lo mismo. Cada vez que te veo con esos ojos verdes que alumbran mi camino -acariciando sus mejillas- algo en mi corazón hace que este lata cada vez más fuerte. Ver tu sonrisa, como enfrentas todo me hace muy feliz. Tú me haces feliz.
Luego de esto, él la besó y decidieron caminar por el parque. Parecían una pareja perfecta. Caminaban de la mano, se abrazaban, se miraban a los ojos: ERAN LA PAREJA PERFECTA.
Después de esto las siguientes semanas tenía la misma rutina: ella se levantaba y recibía flores, más tarde pasaba por ella para ir a caminar y luego la acompañaba y le daba el beso de las buenas noches. Ella lo disfrutaba tanto que siempre terminaba el día con una sonrisa.
Después de seis meses de puro romance, él decidió llevarla hacia Venecia. Una vez que llegaron decidieron ir a recorer las calles. Luego de un largo caminar, pararon en un parque, como era común en ellos. Todo era tranquilo hasta que se empezaron a escuchar ruidos y aparecieron de entre los arbustos dos personas con un arma. Uno de ellos disparó su arma, mientras el otro le decía: -No ella no es. Pero había sido tarde, la bala le había atravesado el pecho y ella había caído al suelo. Empezó a perder sangre, mientras Julio gritaba -¡Pidan ayuda, pidan ayuda!. Pero nadie reaccionaba, todos habían quedado impactados con el suceso. Al cabo de unas horas Lorelei falleció porque había perdido mucha sangre y cuando los médicos llegaron era muy tarde.
Su espíritu había llegado al cielo, ella había sido una muy buena persona, tenía las puertas del cielo aseguradas. Cuando su espíritu llegó al cielo, encontró un ángel que la guió. Luego de haberle aclarado todo, le permitió un último deseo y ella dijo: -Quiero bajar por unos minutos a la tierra para poder ver a mi amado. El ángel aceptó y ella bajó.
Al llegar, ella no notaba nada extraño, todo era normal, exepto por su familia que lloraba por ella. Pero fue lo que menos le importaba. En ese momento, miró la hora y notó que eran las cinco y se dirigió hacia el parque. Al llegar allí, sus ojos se encontraron con lo peor: Julio estaba con otra chica sentados en el mismo banco en el cual había estado con ella. Sus ojos no lo podían creer, ella no podía aceptar eso. Entonces decidió acercarse, con la ventaja de que nadie la veía, para escuchar lo que él le decía, entonces escuchó:
-Estoy enamorado de ti pero no quería decir nada, por si vos no sentías lo mismo. Cada vez que te veo con esos ojos verdes que alumbran mi camino algo en mí corazón hace que este lata cada vez más fuerte. Ver tu sonrisa, como enfrentas todo me hace muy feliz, tú me haces feliz.
Lorelei volvió a sentir esa bala que la había atravesado, sentía como esta lentamenta le atravesaba el pecho y sentía como todo caía a su alrededor, el hombre que tanto lo amaba le había mentido todo este tiempo. Ella sintió como su corazón se quebraba de a poco. No podía ver lo que seguía de esa escena, era una película de la cual no quería ver su final. Entonces fue ahí cuando decidió volver al cielo.
Una vez en el cielo, decidió sentarse y comenzó a llorar. Así, horas y horas llorando, sus lágrimas cristalinas comenzaron a caer de a poco sobre la tierra, llenándola así de sus lágrimas, que parecían que jamas terminarían… Fue así como sus lágrimas, al llegar a la tierra, se convirtieron en lluvia. Por eso, cada vez que llueve es porque Lorelei recuerda el momento en que su amado Julio Cesar la abandonó.

Arco de colores. Por Carolina Rivoira (versión)


   Varias lunas antes de la llegada de los españoles a América, el Imperio Maya era una sociedad bien cuidada y rica en tierras. Se podría decir que era muy humilde. Por otra región, se encontraban los incas, un pueblo de tierras pobres. Pero que ante el ataque de alguna otra sociedad tenían con qué defenderse.
El rey de los incas, cansado y envidioso de los mayas, decide mandar a sus hombres a atacarlos, para apoderarse de sus tierras. Estaba muy confiado de que iban a ganar la batalla, ya que iban a ser guiados por Akbal, el más valiente y fuerte de sus guerreros. Akbal aceptó guiarlos, con la condición que cuidara a Itzayana, una inca bella como el sol radiante de sus mañanas, también muy buscada por los jóvenes incas. Pero, Akbal ya había conquistado su corazón. Los dos incas pasaban las tardes juntos. Itzayana dibujaba el retrato de su amado, mientras que Akbal apreciaba su belleza.
El día que Itzayana se enteró de la batalla, fue a suplicarle a Akbal que no luche, porque no lo quería ver herido. Pero él, no quería dejar a sus hombres sin un guía. Sentía el deber de luchar por su sociedad. Le juró volver sano y salvo, con la gran noticia que quería escuchar el rey.
Fue una despedida horrible. Itzayana despertó a la mañana con la noticia de que los guerreros habían tenido que salir temprano, para llegar a tiempo.
Los incas pelearon durante cuatro lunas con los mayas, fue una dura batalla, muchos estaban heridos.
Itzayana, para desahogarse comenzó a dibujar hojas y hojas, hasta su cansancio. Un día se le ocurrió dibujar algo que representara el amor que sentía por Akbal. Entonces comenzó dibujando un arco al que pintó de siete colores diferentes. El rojo, representó la pasión que había entre ellos; el anaranjado, la alegría que ella sentía al verlo; el amarillo, la belleza de Akbal; el verde, la esperanza de que él volvería sano; el azul, la tranquilidad que debía tener; el índigo, los sueños que tenía con él para su futuro; y el violeta, representaba la paz de su corazón. Este arco de colores fue adorado por su belleza.
Mientras tanto, en la batalla, Akbal sufrió graves heridas que no le permitían continuar luchando. Ya casi estaba perdiendo su vida. Muchos de sus hombres ya habían fallecido, es por esta razón que perdieron la batalla y debieron dar la vuelta. Ya se sentían agotados de luchar. Ya casi llegando a la comunidad, que los esperaba muy ansiosamente para escuchar la noticia que le traían, Akbal se descompensó y comenzó a quedarse sin oxígeno. Los guerreros empezaron a caminar de una manera más ligera, para poder curar a su guía.
Al llegar, los hombres le comentaron a los incas lo que había sucedido, que muchos de sus guerreros habían fallecido y que a Akbal le quedaba poco tiempo de vida. Itzayana lo primero que hizo al enterarse de lo que le había sucedido a Akbal, fue llevarlo hasta el lugar en donde ella dibujó ese arco de colores, aquel que representaba su amor. Fue en ese momento cuando Akbal tuvo su último aliento. Itzayana sabía que sin él no podría vivir, que su vida no tendría sentido si él no estaba a su lado. Entonces, la joven inca, llorando y deprimida por la muerte de su amado, agarró un cuchillo que Akbal tenía colgado a su cintura (aquel que utilizó par luchar), lo apoyó en su pecho izquierdo y dijo:
- Nada ni nadie me separará de ti. Si tú vives, yo vivo; pero si tú mueres, yo muero contigo. Hasta pronto.
Luego de decirle a su amado lo que pensaba, clavó el cuchillo en su corazón y cayó sobre Akbal, muerta.
Desde ese día, luego de una larga lluvia, cuando sale el sol, un bello arco de colores se dibuja sobre el cielo. La lluvia, representa el llanto de Itzayana por la muerte de Akbal; el sol, la sonrisa que tenía en su rostro al saber que se volvería a encontrar con él; y el arco de colores ó “arco iris” (llamado así por ser un “arco de mucha belleza”) representa el amor entre Itzayana y Akbal.




martes, 5 de junio de 2012

El origen del tsunami. Por Julián Fontana (versión)


Al Tsunami se le dio origen un día cuando en el mar su Dios Poseidón gritó enfurecido hacia su esposa Pandora: -“Me fuiste infiel con Hades, el que reina en la oscuridad”, a lo que Pandora respondió: -“Es mentira, ¿quién te ha dicho eso?”, -“Mi mejor amigo Zeus, el que reina en las nubes”, dijo finalmente  Poseidón.
Pandora, descontenta con la situación, fue a ver a su amiga Hera, a charlar sobre lo ocurrido. A su vez Poseidón invitó a su amigo Zeus a alta mar para hablar sobre el engaño de Pandora hacia él, luego de un rato vio a Pandora engañándolo con Hades.
El segundo Tsunami, se dio cuando Pandora viajó a Tierra y destruyó todo el Olimpo, por lo que fallecieron varias personas, incluyéndola a ella. Esa información le llegó a Poseidón y lo deprimió mucho, lloro por días y días.
Su velatorio fue en alta mar, al que fueron muchos Dioses y Diosas del Olimpo. Poseidón se sentía culpable porque él había sido el que originó el Tsunami.

El dios Atlantis. Por Franco García (versión)

Miles de años atrás, la tierra era seca, sin ninguna señal de vida, ni verde, ni agua.
El dios Atlantis, vagaba en soledad por la tierra, sin nadie que lo acompañara en su vida eterna. Hasta que un día se le ocurrió crear a alguien para poder estar acompañado. Entonces, durante días que se hicieron semanas, que se hicieron meses, estuvo buscando la forma de crear algún compañero. Llegó un momento en el que pudo crear a su amigo, con el paso muchas lunas. Sin embargo, Atlantis pudo observar que con el tiempo su amigo se hacia mas débil y delgado, hasta que murió. Decidió entonces repetir la formula y crear otro compañero. Pero también moría de la misma forma que el primero.
Atlantis lloró por años, sus lágrimas inundaron la tierra separándola en grandes continentes. El agua que quedó, hizo crecer árboles y plantas en el suelo. Entonces, el dios creó dos compañeros que pudieran alimentarse de los árboles y beber sus lágrimas. Con el tiempo ellos tendrían hijos y habría siempre vida en la tierra.

La máxima rosa de la victoria. Por Melanie Mandagarán (versión)


Dicen que en las afueras de París, a pocos metros de Versalles, hace cientos de años, vivían dos pequeñas familias de altos títulos nobiliarios, con fortunas incalculables: una llamada Wilfe y la otra Widenton. Por una razón que se desconoce estaban enemistadas, pero los únicos hijos de ambas familias estaban completamente enamorados.
Leónidas Wilfe y Máxima Rose Victoria Widenton, sin que sus familias lo supieran tenían un romance de unos dos años. Ambos tenían quince años cuando se conocieron en la Boda Real de María Antonietta de Austria y Luis XVI, a la cual ambos asistieron: Leónidas como representante de la dinastía Wilfe y Rose como integrante del linaje Widenton y además como Duquesa de Kent, ya que en ese momento se encontraba casada desde hacía unas semanas, con el Duque de Kent. Este no había podido concurrir por su grave estado de salud, a causa de la peste negra, causa que lo llevó a la muerte dos semanas después. El flechazo entre Rose y Leónidas fue en el acto, ella lo conquisto con sus rizos dorados como el sol y sus dos ojos que parecían dos zafiros, tan azules y tan serenos, como el mismo Océano Pacifico. Pero Leónidas perdió las esperanzas al enterarse que estaba casada, aunque la volvió a recuperar cuando se entero de la muerte del Duque.
Meses después se volvieron a encontrar en una fiesta de disfraces en el Palacio de Versalles, en la que ambos bailaron toda la noche con una máscara puesta. Días más tarde, Leónidas viajó a Londres y le escribió una carta a Rose, quien también estaba en la capital inglesa, arreglando los negocios que el Duque de Kent le había dejado en la ciudad. En dicha carta expresaba lo dichoso que el sería si ella aceptaba su invitación a concurrir a una cena, ella accedió cordialmente. A las pocas semanas con Rose en la ciudad inglesa y Leónidas en París, se empezaron a enviar cartas con más frecuencia. Hasta que por fin el 22 de Mayo, Leónidas le declaró su amor en un campo no muy alejado de Versalles donde se encuentra una montaña y donde el suelo no es productivo por la falta de agua en el lugar. Rose de inmediato dijo que ella tenía el mismo sentimiento.
Pero la dicha les duró poco, porque ni bien llegaron al palacio para confesarle su pronto romance, la prima de Leónidas, Caroline, les contó la historia de odio que poseían las dos familias. A pesar de esto, la joven pareja decidió seguir con sus planes.
El tiempo pasó y no fue fácil tratar de ocultar el romance. Cinco años después, las familias de ambos jóvenes se enteraron, por lo que esta pareja de enamorados decidió escaparse al Imperio Ruso, en cual Rose tenía un pequeño castillo que lo había heredado de su anterior marido, que en el país ya dicho era Conde de Orov ya que pertenecía por sangre a la dinastía Romanov. Pero este intento de fuga fue nulo, ya que antes de salir de Versalles, el carruaje cayó de una montaña, la misma en la que Leónidas le había confesado todo su amor, este último murió en el acto y una de sus últimas palabras fueron “Nunca me olvides mi amor, Te amo”, y mientras agonizaba mencionaba el nombre de su amada, “Rose, Rose, Rose”. Rose de la tristeza lloró tres días y tres noches, a la tercer noche dicen que Rose murió, pero en el lugar donde la joven duquesa había muerto aparecieron las rosas más bellas que he visto en mi vida, y en el lugar donde Leónidas murió, surgió de la tierra los robles más fuertes y duros que he podido conocer. El camino en el que la carreta derrapó, hoy es la cascada más alta y por ella pasan kilómetros y kilómetros de agua, siendo hoy la más importante de toda Francia. Dicen que esa tierra ya nunca más sufrió la falta de agua ni la falta de producción en ese sitio.
Dicen que el Valle de la Victoria representa eso, el triunfo del amor sobre el odio, a pesar de que estos enamorados no pudieron cumplir su sueño de casarse y de tener hijos, cada vez que uno pasa por el valle recuerda a Rose y a Leónidas, y se recuerda cómo nuestros antepasados le regalaban una rosa cortada del valle a su amada en señal de amor eterno.